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martes, 25 de junio de 2013

EL COLAPSO TRAQUEAL EN EL PERRO

El colapso traqueal es una enfermedad que afecta a las vías respiratorias. El aparato respiratorio se divide en dos grandes grupos: las vías respiratorias superiores, que son las que conducen el aire desde el exterior hasta las vías respiratorias inferiores, que se integran en el interior de los pulmones.

El colapso traqueal afecta a las primeras, las vías aéreas superiores, en concreto a la tráquea, que es el conducto que conecta la laringe (garganta) con las vías inferiores.

Bien, pues la tráquea está formada por anillos de cartílagos que están unidos por diferentes ligamentos y músculos (el ejemplo que mejor se entiende muchas veces es la comparación un tubo “coarrugado” como los que se colocan en las casa para el cableado) y en el interior de este “tubo” lo encontramos recubierto por una mucosa.




¿Qué es lo que ocurre en esta enfermedad?

Lo que ocurre es que existe una deformación de los cartílagos que forman la tráquea, no se conoce muy bien por qué ocurre esto, pero lo que acaba provocando es un aumento de resistencia al paso del aire, provocándose una inflamación de la mucosa traqueal, y una estenosis (estrechamiento), que provoca que la tráquea se colapse (se cierre) en determinados momentos o situaciones. Los reiterados colapsos acaban provocando también una inflamación de la mucosa traqueal (traqueítis), lo cual aumenta la tos y provoca un ciclo colapso-tos-inflamación que va agravando el cuadro clínico.
Existen diferentes tipos de colapsos en función de lo grave que sea la deformación de los cartílagos:
·       Grado I: Existe una mínima deformación de la tráquea, los anillos están casi por completo normales y lo único que se encuentra es una reducción de la luz de la tráquea de hasta un 25%.
·   Grado II, aplanamiento leve: Hay una leve, pero visible, deformación de los cartílagos traqueales y la luz traqueal está reducida hasta en un 50%.
·     Grado III, aplanamiento marcado: La luz traqueal se reduce hasta en un 75% y los cartílagos están muy deformados, hay contacto entre la zona dorsal (superior) y ventral (inferior) de la tráquea.
·       Grado IV, colapso total: la luz traqueal está completamente obliterada y casi no hay paso de aire, con evidente riesgo de asfixia, está cerrado el paso de aire casi al 100%.
En función de dónde se encuentre el colapso situado podemos diferenciarlos en colapsos traqueales cervicales (los más frecuentes) o torácicos.
            De ahora en adelante nos referiremos principalmente a los grados I, II y III ya que en el caso de un animal con grado IV lo único que se puede realizar es una cirugía correctora y la sintomatología es muy evidente.

¿Qué síntomas puedo encontrar? ¿Se puede parecer a otras enfermedades?

            Como en todas las enfermedades, los síntomas pueden ser muy variados y dependen del grado de colapso que tenga el animal, pero el síntoma más evidente es la tos, tos normalmente seca que al principio es más leve y esporádica y que con el tiempo se va volviendo más frecuente y severa. Además, suelen estar asociados los colapsos y las bronquitis, sobre todo cuando ya llevan un tiempo.
            En los casos más leves la tos suele aparecer cuando el animal está más nervioso (antes de pasear, cuando vuelven a casa sus propietarios, cuando comen…) y en los más graves suele ser más continua.
            Otros síntomas que se pueden encontrar en esta patología son la intolerancia al ejercicio, náuseas, disnea inspiratoria, cianosis y síncopes, ordenados de más a menos frecuentes.
            Cabe destacar que la enfermedad puede empeorar con ciertos comportamientos, como el de perros muy nerviosos, o con collares de cuello en perros que tiran mucho de la correa. Además, como son animales con las vías aéreas más débiles suelen ser más frecuentes enfermedades como las traqueobronquitis infecciosas (tos de las perreras).
            La enfermedad puede parecerse o ser confundida en ocasiones con otras patologías como la propia tos de las perreras o enfermedades cardíacas que cursan con tos, intolerancia al ejercicio, cianosis y síncopes.

¿Qué animales la sufren con más frecuencia?

Es una patología más frecuente en razas de perros pequeños como los Yorkshire Terrier, Caniches, Bichón Maltés, Pomerania, Carlino y Chihuahua entre otras.

¿Cómo se diagnostica?

La técnica que se utiliza para el diagnóstico, tras excluir otras patologías similares en la consulta, es la radiografía.
En determinados casos se pueden realizar otras técnicas como la traqueobroncoscopia, pero no es necesaria de forma rutinaria.


¿Cómo se trata?

Existen dos tipos de tratamientos para esta patología, el tratamiento sintomático o conservador y el tratamiento quirúrgico.
El primero, el tratamiento sintomático, es el que se aplica por norma general en los colapsos de grados I, II y III y buscan aliviar la sintomatología que presenta el animal y mejorar su calidad de vida.
Además de posibles recomendaciones de medicamentos, es importante tener en cuenta varios consejos que pueden ayudar a que no se agrave el cuadro clínico, como pueden ser: el uso de collares o arneses que no traccionen sobre el cuello, evitar “rutinas” que provoquen estrés al perro (por ejemplo, no hacer siempre lo mismo justo antes de pasear con el perro o antes de ponerle la comida, variar las frases que usamos para antes de estos momentos, etc) o prevenir la enfermedad de la “tos de las perreras” vacunando al perro, ya que puede actuar también como agravante.
Cabe resaltar en este apartado que esta patología suele ser de carácter degenerativo y no tiene una cura definitiva, por lo que deben ser animales controlados durante toda la vida.