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miércoles, 26 de febrero de 2014

ATOPIA. DERMATITIS ATÓPICA EN EL PERRO



Hoy vamos a intentar explicar una de las enfermedades más complejas a las que nos enfrentamos cada día como veterinarios y como propietarios de mascotas, esperamos ayudaros a poder comprender esta enfermedad. Es una de las patologías que actualmente más se investiga y en las que más se ha evolucionado en los últimos años de cara a tratamiento y mejora de la calidad de vida de los pacientes, por lo que estamos sujetos a constantes cambios en la forma de entender sus mecanismos y cómo abordarla. Se estima que el 50% de los casos de dermatología corresponden a dermatitis atópica.

Bien, comencemos por el principio: ¿Qué es la atopia? La atopia se puede definir como la predisposición genética de algunos animales a sufrir una enfermedad que provoca inflamación y picores (prurito) en la piel, que es el órgano que se afecta principalmente. Con esta definición podemos entender el por qué es más común en ciertas razas (genética) como el Bulldog Francés, el Labrador Retriever o el Westy.

Para comprender cómo se provoca esta reacción ponemos un ejemplo: entendamos la piel como un muro de ladrillos que separa el interior y el exterior del cuerpo del animal. En el interior de ese muro se encuentran las defensas del animal, esperando a cualquier “intruso” para “detenerlo y fotografiarlo”; quedándose así guardado un registro de quienes se “cuelan” a través del muro, para reconocerlo y atacarlo rápidamente la próxima vez. Todo esto es lo que ocurre en una piel normal, pero en el caso de animales con atopia la piel no es normal, su genética provoca ciertas deficiencias en la composición de este muro de defensa (piel), por lo que presenta grietas a través de la que se pueden “colar” más fácilmente los “intrusos” (que serían por ejemplo pólenes) que se agolpan dentro, provocando la reacción de las defensas del animal, lo cual lleva a inflamación y picores. Además no se pueden descartar la influencia de otras sustancias que pueden entrar con los alimentos, por la respiración, etc. y agravan la sintomatología, lo que complica más el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.


¿Cuáles son los principales causantes de esas reacciones de picor e inflamación?

Pues depende de cada zona geográfica, pero en general y por orden de importancia son: los ácaros (por ejemplo los del polvo, que viven dentro de las casas por muy limpias que las tengamos), los pólenes, los hongos, descamaciones de otros animales, insectos (pulgas por ejemplo)…

Con lo que llevamos visto ya podemos comprender que la Atopia o dermatitis atópica es DIFERENTE EN CADA ANIMAL (las “grietas” del muro (piel) de cada animal son más o menos abundantes y más o menos grandes dependiendo de su genética). Además es importante saber que si nuestra mascota padece esta enfermedad será para TODA LA VIDA, ya que es crónica.

¿Qué síntomas puedo ver en mi mascota?

Es complicado definir los síntomas de esta enfermedad, hemos dicho ya que encontramos inflamación de la piel (enrojecimiento) y prurito (picor) en los animales que la padecen, pero en muchos casos son leves, o se dan solamente en zonas muy concretas como las patas o los oídos (otitis), o el tipo de rascado que presenta el animal es solamente lamerse las patas, entre otras cosas. Además es frecuente que el cuadro clínico se complique con infecciones secundarias en piel o parásitos cutáneos, que pueden “camuflar” el problema alérgico del animal.


Lugares de la piel que se suelen afectar en perros atópicos

            ¿Cómo se diagnostica la enfermedad?

            Pues estamos ante una pregunta clave, la enfermedad se diagnostica casi por completo basándonos en los síntomas y la historia clínica, aunque pueden ser necesarias algunas pruebas que completen la información para el diagnóstico. Existen también una serie de criterios que nos ayudan al diagnóstico en caso de cumplirse, son los llamados criterios de Favrot, que son:

1.     ¿Se iniciaron los síntomas antes de los 3 años?
2.    ¿Vive el perro principalmente dentro de casa?
3.    ¿Responde el prurito a los glucocorticoides?
4.    ¿Existía prurito antes de que aparecieran las lesiones?
5.    ¿Están afectadas las extremidades anteriores?
6.    ¿Están afectados los pabellones auriculares?
7.    ¿Están los márgenes auriculares libres de lesiones?
8.    ¿Está el área dorsolumbar libre de lesiones?

*Si se respondes sí a 5 o más preguntas de las anteriores el perro tiene un 80% de probabilidades de ser atópico y deberías consultarlo con tu veterinario.


            Una vez tomada la historia clínica, vistos los síntomas y contestado a los criterios de Favrot, el siguiente paso consiste en tratar las complicaciones secundarias a la atopia y descartar una serie de enfermedades que pueden dar síntomas parecidos a la dermatitis atópica. Una vez hecho esto podremos concluir que el animal es atópico. 

Existen una serie de pruebas que nuestro veterinario puede considerar oportuno realizar y que que se realizan a menudo en los animales atópicos, como la prueba de intradermorreacción o las pruebas serológicas (llamadas pruebas de la alergia). Estas pruebas nos ayudan a definir mejor la enfermedad concreta de nuestra mascota (recordar que no es igual en todos los casos, es una enfermedad “diferente” en cada animal) e identificar qué alérgenos son los que le provocan mayores reacciones y sensibilidades en cada caso. Estas pruebas son de mucha ayuda en ciertos casos, pero la enfermedad suele evolucionar con el animal y éste puede ir desarrollando nuevas alergias a otros compuestos o sustancias.
Prueba de intradermorreacción, antes y después de realizarla, observese los puntos en los que se ha inyectado el alérgeno y ha provocado inflamación en la segunda foto.


¿Qué tratamiento existe?

            Queremos empezar recordado que se trata de una enfermedad CRÓNICA, y como tal el tratamiento, normalmente es de por vida, aunque puede ir cambiando a lo largo de ella.

Estamos viendo lo complicada que es esta enfermedad, ya que es una enfermedad “diferente” en cada animal, por lo tanto no existe un tratamiento que se pueda aplicar igual a todos los animales, en cada caso se tomarán los productos o protocolos terapeúticos que mejor se adapten al caso de nuestra mascota y se valorará la respuesta concreta de nuestra mascota al tratamiento.

            Aún así, como norma general, es común que le prescriban a nuestra mascota:

Ø  Champús terapeúticos según el caso.
Ø  Complementos nutricionales.
Ø  Antipruríticos.
Ø  Dietas específicas.
Ø  Pautas para evitar el contacto con los alérgenos (paseos, camas…)
Ø  “Vacunas” específicas (hiposensibilización), que son preparados concretos para las sustancias que provocan mayor sensibilidad a nuestra mascota en concreto.
Ø  Etc.

Es muy importante saber que no son tratamientos que “curen” a nuestro animal, sino que lo ayudan a mantener su calidad de vida y que normalmente varían según las épocas del año o las frecuentes recaídas que pueda sufrir nuestra mascota.

Además de todo lo anterior ya hemos dicho que deben ser tratadas las complicaciones que puedan venir asociadas al problema principal, y que llevarán un tratamiento concreto según el caso.

EN RESUMEN, SE TRATA DE UNA ENFERMEDAD COMPLEJA DE ENTENDER Y DIAGNOSTICAR, CRÓNICA Y QUE ES “INDIVIDUALIZADA”. CADA ANIMAL LA SUFRE DE UNA MANERA DIFERENTE Y QUE SE TRATA DE DIFERENTE FORMA EN CADA MASCOTA. ADEMÁS, SON FRECUENTES LAS RECAÍDAS Y EL TRATAMIENTO VARÍA A LO LARGO DE LA VIDA DEL ANIMAL.