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miércoles, 17 de diciembre de 2014

LUXACIÓN DE RÓTULA




 Las luxaciones de rótula o patelares se producen frecuentemente en los perros y a veces en los gatos. Entendemos por luxación la pérdida de contacto entre las superficies articulares. Esto ocurre cuando no hay una buena fijación de las mismas (causa congénita) o cuando hay traumatismos (golpes). Se produce un movimiento anormal que afecta a las superficies que forman la articulación femororrotuliana (fémur y rótula). 

La rótula es un pequeño hueso que se sitúa sobre el fémur (en el surco de la tróclea del fémur, concretamente) y que ayuda a que los ligamentos del sistema extensor de la rodilla puedan realizar mejor su función.

Bien, para entendernos mejor y a modo de resumen: esta enfermedad consiste en que la rótula se sale de su sitio (luxación) y se mueve hacia izquierda o derecha de su posición, provocando un roce (trauma) sobre las superficies sobre las que se mueve y desencadenando dolor, molestias y, con el paso del tiempo, artrosis.


Como hemos dicho, la rótula se puede mover hacia ambos lados: si se mueve “hacia dentro” se dice que es una luxación rotuliana medial y si el movimiento es “hacia fuera” se dice que estamos ante una luxación rotuliana lateral. La más frecuente, al ser congénita (de nacimiento) es la luxación medial y suele afectar a gran cantidad de perros de razas pequeñas y Toy. Nos centraremos en ésta última.

¿Por qué mi perro sufre una luxación de rótula?

Esta enfermedad ocurre porque algunas estructuras musculoesqueléticas (músculos, huesos y ligamentos) de las extremidades posteriores no se han desarrollado correctamente y las cuales predisponen a la luxación.

En estos perros el sistema extensor de la rodilla (cuádriceps, tendón rotuliano y cresta tibial) no se encuentran completamente alineados, lo cual provoca tensión hacia uno de los lados. Esto último unido a que el surco de la tróclea del fémur (dónde hemos visto que está la rótula) no es lo suficientemente profundo (incluso plano o convexo en ocasiones), provoca la luxación.

Existe la posibilidad de que haya un componente hereditario por lo que no se recomienda la cría con estos animales

Os recomendamos este enlace en el que podéis ver un video explicativo:

 ==> https://www.youtube.com/watch?v=2kjdddQENT0
==> Pinchar para ir al vide explicativo





¿Cómo puedo notar que mi perro tiene está enfermedad? Síntomas.

Los síntomas son muy variables y dependen de muchas cosas. En primer lugar, depende de lo grave que sea la luxación de la rótula,  y del grado de luxación que tenga.

·         GRADO 1: Luxación leve, la rótula se sale y vuelve a su sitio con el movimiento normal de la extremidad. No suele presentar sintomatología.
·         GRADO 2: Luxación moderada, la rótula se sale de su sitio y el animal realiza movimientos anormales para colocarla.
·         GRADO 3: Luxación permanente, la rótula se ha salido de su sitio y permanece fuera de éste. Suele provocar que la posición de la extremidad no sea normal.
·         GRADO 4: Luxación permanente y deformación de la articulación pudiendo afectarse la rodilla.

La sintomatología se puede presentar en cualquier momento de la vida del animal a partir de los 5-6 meses e incluso se puede ir empeorando, ya que el movimiento permanente de la rótula “hacia dentro y hacia fuera” de su sitio provoca un roce entre huesos que acaba provocando dolor, cojera y, con el tiempo, artrosis.

El primer síntoma y más habitual es la cojera. Comienza siendo alterna (a veces cojea y a veces no) y puede acabar siendo permanente cuando ya hay artrosis. Existen algunos movimientos que pueden hacernos pensar en esta enfermedad: son movimientos en los que el perro va andando y de repente parece como si se les quedara “agarrotada” una pata trasera, la encogen, dan unas patadas al aire o unos saltitos y vuelven a apoyarla como si nada. Muchas veces los propietarios nos comentan que esos movimientos no son raros en su perro, que es una “manía” que tiene desde hace tiempo. También se puede encontrar dolor en la zona o animales que no quieren saltar o jugar debido a las molestias, entre otros síntomas.

Hay que saber además que en torno a un 20-25% perros que tienen esta enfermedad suelen tener afectadas ambas patas, aunque cada pata puede tener un grado diferente de luxación.


Es posible que se puedan producir otras lesiones derivadas de la luxación de rótula como por ejemplo la rotura de ligamento cruzado craneal, que se estima que ocurre en un 15-20% de los pacientes.
 



¿Es difícil saber si me perro está afectado por esta enfermedad?

Por suerte no es una enfermedad muy difícil de diagnosticar y en muchas revisiones de las que se realizan junto con la vacunación se puede realizar una exploración de la rótula y comprobar si se desplaza de su sitio y cuánto se desplaza (saber el grado de luxación).

El veterinario valorará si hay dolor, la inestabilidad de la articulación, si existe o no crepitación, el grado de rotación de la tuberosidad tibial, el grado de formación o torsión del miembro afectado o si el animal tiene dificultades para realizar un correcto movimiento de la articulación de la rodilla.

En algunas ocasiones se recomienda realizar otras pruebas diagnósticas para realizar mediciones y valorar mejor los huesos de la articulación, algunos de los síntomas anteriormente explicados y/o determinar el grado de artrosis que pueda haberse establecido ya. Generalmente solamente suele ser necesaria una radiografía.

Mi perro tiene una luxación de rótula… ¡¡¿Qué puedo hacer?!!!

Pues el tratamiento de esta enfermedad puede dividirse en dos: tratamiento médico-conservador o el tratamiento quirúrgico. Se tomará una decisión dependiendo del caso concreto de cada animal y la gravedad de la luxación aunque la recomendación es realizar la cirugía para evitar que la rótula se desplace de su posición.

A.      TRATAMIENTO MÉDICO: Se lleva a cabo cuando la luxación es muy leve o cuando no es posible realizar el tratamiento quirúrgico por cualquier motivo. El veterinario valorará la terapia a administrar y que normalmente consiste en antiinflamatorios y analgésicos según el grado de dolor y el estado de la articulación y del paciente. En ciertos casos se pueden administrar otros tratamientos como condroprotectores o tratamiento tópicos según el caso.

B.      TRATAMIENTO QUIRÚRGICO: Se pueden realizar numerosas técnicas quirúrgicas, pero lo más habitual es la realización de una cirugía que incluye dos partes: una trocleoplastia (remodela el hueso) y una transposición del punto de inserción del tendón rotuliano (que corrige el problema asociado a los tejidos blandos y ligamentos). La trocleoplastia consiste en realizar un corte en cuña de la tróclea del fémur, recortar la cuña y volver a posicionarla en su sitio, consiguiendo así que este surco sea más profundo y evitando que sea fácil al desplazamiento de la rótula hacia fuera. La transposición del punto de inserción del tendón rotuliano consiste en “mover” el tendón rotuliano y cambiarlo de posición en su inserción tibial para que no “tire” de la rótula y la saque de su posición. Como hemos dicho, se suelen hacer ambas técnicas en una misma cirugía y son las que se realizan más frecuentemente.



Además de los tratamientos convencionales existen otros tipos de terapia que pueden ayudar a controlar esta patología, como la fisioterapia y la rehabilitación, tanto si se ha operado al paciente como si se ha optado por un tratamiento conservador.

Otro aspecto muy importante en estos animales es el control de peso, cosa que si lo pensamos bien es obvia ya que a mayor peso, mayor carga sobre la extremidad y mayor sufrimiento de las articulaciones.