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miércoles, 19 de diciembre de 2012

LA LEUCEMIA FELINA



En esta nueva entrada vamos a intentar conocer una de las enfermedades felinas más importantes y que, por desgracia, es bastante frecuente todavía pese a que gracias a la vacunación, estamos consiguiendo que vaya a menos. Se trata de la leucemia felina.
La leucemia felina (FeLV) es una enfermedad vírica, la produce un virus de la familia retroviridae, que no os sonará de nada, pero a la que pertenecen otros virus como el de la Inmunodeficiencia felina (FIV) o el conocido virus de la inmunodeficiencia humana o virus del SIDA (VIH) de las personas.

Vamos a intentar responder a algunas preguntas sobre la enfermedad:

¿Cómo puede contagiarse mi gato?
La forma de transmisión de la enfermedad es generalmente vía oro-nasal por contacto directo entre gatos, ya que el virus es muy poco resistente en el medio ambiente (se destruye con desinfectantes y con el jabón de manos habitual,  por ejemplo). El virus es eliminado por los gatos que están infectados por la saliva, las secreciones nasales, la orina, las heces, e incluso por la leche materna, pudiendo contagiarse los cachorros al mamar. En algunos casos, se ha comprobado la posibilidad de que el virus se transmita por la picadura de pulgas o de la madre al feto durante la preñez.
Es muy importante destacar una cosa: el hecho de que un gato se infecte con el virus no quiere decir que de síntomas, en muchos casos el virus puede quedar en forma “latente” y el gato puede no tener ningún síntoma hasta que el virus, por determinadas circunstancias, se active.
Por todo lo dicho, se deduce que los gatos que tienen acceso al exterior o gatos “out-door” (calle, patios, etc.) tienen una mayor predisposición a tener la leucemia felina.

¿Qué síntomas puedo notar?
La sintomatología de los animales es muy variable, poco específica (Decaimiento, fiebre, pérdida de peso…) y depende de la forma en que se desarrolle la enfermedad, que puede ser de varios tipos, pudiendo dar anemias, dermatitis, enteritis, abortos, inmunosupresión, entre otros síntomas directamente derivados del virus o secundarios a la acción de éste.
Además, la presencia de este virus parece ser que, sobre todo en animales con la enfermedad “latente”, se ha relacionado con la mayor predisposición a sufrir ciertos tipos de tumores.


Acabo de adoptar un gatito de la calle o de una asociación, ¿Debo tener alguna precaución especial?
Pues sí, tanto si el gato es un cachorrito como si no y, especialmente importante en caso de que haya más gatos en casa, es importante realizar pruebas analíticas que detecten la presencia del virus. Para definir que prueba es la más indicada y realizarla, ponte en contacto con un veterinario.

Mi gato tiene leucemia ¿Existe un tratamiento? ¿Qué puedo hacer?
Actualmente no existe ningún tratamiento directo frente al virus, los tratamientos que se llevan a cabo van encaminados a mantener la calidad de vida del animal y a tratar los problemas secundarios que puedan aparecer.
Es importante tener en cuenta varias cosas: lo primero es mantener al animal con unas defensas altas frente a otras enfermedades dado que el virus de la leucemia puede disminuir las defensas del animal (inmunosupresión) y hacerlo más sensible a otras enfermedades, para esto, muchos autores recomienda realizar vacunaciones de otras enfermedades felinas (la vacuna contra le leucemia es preventiva, en principio no tiene sentido vacunar a un animal positivo a la enfermedad, no se ha demostrado que esto sea eficaz) y, lo segundo, es realizar medidas de prevención como ajustar la dieta a las necesidades del gato o las que veremos en la próxima pregunta.

¿Cómo puedo prevenir que mi gato se contagie o transmita la leucemia?
1.      La primera medida de prevención en gatos no positivos es la VACUNACIÓN.
2.      Evitar las salidas al exterior en la medida de lo posible.
3.      Revisiones por lo menos dos veces al año y, en el caso de los gatos positivos, realización de analíticas o hemogramas según se considere.
4.      Esterilización, la castración es efectiva porque disminuye las necesidades de salidas y evita una posible transmisión sexual de la enfermedad (no del todo clara).

jueves, 13 de diciembre de 2012

EL ANIMAL GERIÁTRICO, CUIDADOS Y TRATAMIENTOS ASOCIADOS



Cuando un gatito o un perrito alegre y saltarín llegan a casa es una alegría para todos. Poco a poco, se va convirtiendo en uno más de nuestra familia hasta el punto en que nadie que no haya tenido un perro puede saber lo que significa esto.
Nosotros iremos viendo como va pasando el tiempo, y veremos crecer a nuestra mascota, le veremos llegar a ser adulto, e ir cumpliendo añitos hasta llegar a ser un animal de los que conocemos como geriátrico, lo cual significa que van a ir cambiando cosas en su vida que debemos conocer.
Nuestros perros o gatos tienen una esperanza de vida menor a la nuestra, así que debemos proporcionarles los cuidados necesarios adecuándolos a cada etapa de su vida. Hoy en día, gracias a los avances de la medicina humana, las personas cada vez vivimos más y los perros o los gatos, gracias los avances en medicina veterinaria, también lo hacen, algunos estudios documentan que hoy en día la esperanza de vida de un perro o un gato es un 25% mayor que hace 10 años. Esto es una alegría para nosotros, ya que podemos disfrutar de su compañía más tiempo, pero a la vez nuestras mascotas, sus familias y los profesionales veterinarios nos enfrentamos a nuevas enfermedades y retos que antes no “existían”, dado que no se veían gatos o Yorkshires de 18 años o Labradores de 14 años. Pues bueno, vamos a intentar conocerlas y saber cómo evitar que afecten a la calidad de vida de nuestra mascota.

Lo primero es conocer la respuesta a la pregunta: ¿Cuándo se convierte mi mascota en un animal geriátrico?
Pues bien, aproximadamente podemos decir que esa edad es de 9 años para perros de razas pequeñas y gatos, de 8 años para perros de razas medianas, de 7 años para perros de razas grandes y de 6 años para perros de razas gigantes.

Pero entonces, ¿Qué cambios puedo notar en mi perro o gato cuando llegan a estas edades o las sobrepasan?
Cuando va cumpliendo años, empezamos a notar que cambia su estilo de vida; ya no aguanta paseos tan largos, pasa más tiempo durmiendo, tiene menos ganas de jugar, etc. Por lo tanto, lo primero que deducimos es que tenemos que buscar una alimentación acorde con su nuevo nivel de actividad, ya que las necesidades energéticas pueden llegar a reducirse en un 30-40%. Debemos estar también atentos a otros cambios como el que beba u orine más (puede que empiece a hacer sus necesidades en casa), toses, cojeras, falta de atención… y comentarlo con nuestro veterinario.

¿Qué enfermedades pueden aparecer en esta etapa?
En estas edades, (vamos solamente a enumerarlos) los problemas más frecuentes suelen ser:
    • Artrosis, sobre todo en perros grandes y en perros obesos
    • Gingivitis, acumulación de sarro y enfermedad periodontal
    • Enfermedades vasculares (soplos cardíacos, hipertensión…)
    • Obesidad como resultado de la menor actividad física
    • Diabetes mellitus
    • Síndrome de disfunción cognitiva
    • Aumento de la ansiedad por separación
    • Aumento de patologías infecciosas (menor respuesta del sistema inmune)

¿Cómo puedo evitar estos problemas y conseguir que mi perro o gato geriátrico mantenga una calidad de vida adecuada?
En este caso es muy importante la función de la familia, tenemos que estar atentos a los cambios que puedan aparecer, identificarlos y comentarlos con nuestro veterinario en las revisiones periódicas (las cuales suelen coincidir con las vacunaciones), es el que mejor nos puede indicar la importancia de los mismos y cómo evitar que le afecten o se agraven. Además de esto, es recomendable conocer qué pruebas podrían darnos información del estado de nuestra mascota y decidir cuáles están indicadas en nuestro compañero y con qué frecuencia realizarlas. Algunas de ellas pueden ser:
  • Revisiones completas periódicas
  • Desparasitaciones periódicas
  • Vacunación periódica recomendada por el veterinario
  • Analítica de sangre: nos aporta información sobre el funcionamiento el organismo (riñones, hígado, médula ósea, sistema inmune, sistema hormonal…)
  • Analítica de orina: complementa la información de la analítica sanguínea
  • Radiografías de tórax
  • Electrocardiograma
  • Ecocardiografías
  • Medida de la presión arterial

Al igual que se asume como “ley de vida” en los humanos el que los padres ven crecer a sus hijos, en el caso de nuestras mascotas lo habitual es que seamos partícipes del desarrollo de todas las etapas de su vida, desde que es un cachorro, en muchos casos, hasta que alcanza la madurez y llega a ser un animal geriátrico, es importante mantenerlo durante toda su vida con unos cuidados adecuados y preservar la calidad de vida el máximo tiempo posible, recuerda que tener una mascota es ser responsable de su manutención y de proporcionarle una calidad de vida adecuada durante todo el tiempo que nos acompañe.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

EDUCACIÓN Y ADIESTRAMIENTO DEL CACHORRO



Bueno, llegamos a la última de las 3 entradas que queríamos subir sobre los cachorros, en esta nos centraremos en la educación y el adiestramiento del cachorro.
Primero queremos explicar la base de la educación y del adiestramiento del perro, se trata en principio, de recompensar los buenos comportamientos e ignorar los que no nos interesan, así, el perrito intentará repetir lo que vayamos premiando y poco a poco irá asociando la orden con su acción y con la recompensa. La recompensa no siempre es comida, pueden ser caricias, darle un juguete… en general todo lo que sea positivo para él.
Es importante comprender desde el principio, aunque parezca obvio, que los perros no entienden las palabras como nosotros, sino que asocian tonos de voz y gestos con ciertos comportamientos, por ejemplo: dedo hacia abajo, la orden “sienta” y el perro se sienta. Es importante usar el mismo tono de voz para la orden siempre que se indique y acompañarla siempre del mismo gesto.
El perro debe reconocer a una persona como su educador, es importante que para aprender órdenes siempre se las enseñe la misma persona y una vez las tenga asimiladas las usen el resto de personas que conviven con él. TODOS  debemos de da las mismas órdenes y dejarle hacer o no hacer las mismas cosas.
Bien, pues empecemos a educar a nuestro cachorro poco a poco.
Como ya hemos comentado, durante los primeros días en que el cachorrito viene a la casa, lo primero que debe aprender es a reconocer su nombre y una orden de llamada (usaremos como ejemplo la orden “ven” ya que su nombre no tiene que asociarlo a venir, sino a prestarnos atención), debemos dedicarle 5 minutos (es difícil mantenerlo concentrado mucho más a estas edades), dos o tres veces al día a llamarlo por su nombre o a decirle “ven” y cuando, tras esto, el cachorro se nos acerque lo recompensaremos. Por otro lado, la única orden “negativa” que el cachorro debe aprender a reconocer es “¡NO!”, una voz fuerte y seca que debe asociar con dejar de inmediato lo que esté haciendo (coger una zapatilla, morder un sofá, etc.). Debemos empezar con estas órdenes cuando ya se encuentre totalmente adaptado a su nuevo hogar para no causar más estrés. Así, el cachorro irá aprendiendo a asociar su nombre con cosas positivas, a venir cuando se le llama y no hacer ciertas cosas.
El siguiente paso es enseñarle a reconocer que somos una autoridad para él, el cachorro debe a aprender a comer sólo cuando se le ordene, debemos enseñarle a esperar hasta que le dejemos comer (y no debe de comer hasta que esté tranquilo); debe de jugar cuando nosotros queramos (cuando él se acerque a jugar no siempre jugaremos, sin embargo, cuando esté durmiendo, por ejemplo, nos acercaremos a jugar con él, le daremos los juguetes que tenga cuando nosotros queramos y se los quitaremos igualmente cuando decidamos, etc.). Y así sucesivamente, debe tener libertad, pero nosotros siempre debemos controlar sus actividades.
Cuando todo lo anterior está asimilado por el cachorro, podemos empezar a intentar que vaya controlando la orina y la defecación (tarda algo más de tiempo en controlar la orina). Debemos decidir dónde queremos que lo haga (calle, lugar determinado de la casa, etc.) y premiarle inmediatamente cada vez que lo haga allí, debemos tener tiempo para llevarlo allí y vigilarlo hasta que lo haga, sabiendo que los perritos suelen hacer sus necesidades al levantarse tras dormir y tras la comida.
El adiestramiento comenzará después, sobre los 4 meses más o menos es cuando aprenderá las órdenes de sentarse, tumbarse, caminar juntos, etc.
Cabe destacar que si premiáramos los malos comportamientos el perrito también aprendería a repetirlos, por ejemplo: se sube al sofá y quiere quedarse ahí, lo vamos a bajar y gruñe o intenta morder, por lo tanto nos vamos y lo dejamos. ¡Lo hemos “premiado”!, al intentar morder lo hemos dejado tranquilo (este es su premio) por lo que le hemos enseñado… ¡Que si intenta mordernos lo dejaremos tranquilo!

Todo se puede aprender con refuerzos positivos y, si no tuviéramos éxito y fuera necesario, existen muchos profesionales que pueden ayudarnos.

lunes, 26 de noviembre de 2012

¡UNO MÁS EN LA FAMILIA!



Hablábamos en la entrada anterior de las etapas de la vida del cachorrito, pues ahora vamos a ver con quién y cómo se relacionan los cachorros durante esas etapas antes de ver cómo educaremos y adiestraremos a nuestro cachorro.
Cuando el cachorrito llega a casa, generalmente llega cuando se acaba de destetar de su madre y convivía con ella y con sus hermanos. Ahora que llega a casa, empezará a vivir con una nueva familia, que somos nosotros, y tenemos que conseguir que el cambio sea lo menos traumático posible.
Lo primero que es importante es que desde el principio tenga una persona de referencia, alguien que ocupe el lugar de su madre y que será una referencia para él. Después, irá conociendo al resto de los miembros de la familia y su nuevo hogar. Al principio, es normal que el cachorro  pueda estar un poco desconcertado, pero pronto debe acostumbrarse a su nueva familia.
Para cuando llega a casa, el cachorro ya debe de tener un lugar asignado por nosotros para descansar, un lugar en que se sienta seguro y cómodo. Una vez llegue, los miembros de la familia no debemos atosigarlo, debemos dejarlo que conozca e investigue su nuevo hogar (vigilándolo para prevenir que pueda acceder a lugares peligrosos con productos tóxicos, cables, etc.) e irnos acercando a acariciarle y a que nos conozca uno por uno. Tras todo esto, se le llevará al que será su lugar de descanso para que se familiarice con él. Uno de los momentos más difíciles para el cachorro serán las primera noches, debemos de dejarlo en su lugar a la hora de dormir y no preocuparnos si llora, es algo normal que si ignoramos al principio y resistimos las ganas de acudir a consolarlo le ayudará a acostumbrarse a dormir solo. Si no consigue dormir muy tranquilo podemos ponerle junto a su cama una prenda nuestra para que su olor le tranquilice, esto es aconsejable cuando ya el cachorro  ya nos reconoce, porque de lo contrario será un olor “raro” y lo podemos poner más nervioso aún.
En estos días es importante que no le demos mucha importancia a sus “travesuras” y a que se orine o defeque donde le apetezca, debemos intentar que su adaptación sea lo menos traumática posible.  Lo primero que debe asociar es su nombre a algo positivo (recompensa), a venir cuando se le llama y a reconocer la orden “¡NO!” como algo que no debe hacer.
Es importante también que sepa cuál es el lugar de su comida y de su agua, debemos de tenerlos siempre en los mismos recipientes y en el mismo sitio. El agua la podemos dejar puesta todo el día, el alimento es mejor dividirlo en varias tomas al día, dejarlo puesto un tiempo (15 a 25 minutos) y si no lo come, retirarlo y dejarlo sin la comida hasta la próxima toma.
Para el cachorro es muy importante la afectividad (caricias, tonos de voz agradables, etc.), el contacto físico y el juego en su fase de adaptación.
El siguiente paso será conocer su higiene personal (baños, cepillados, cortes de pelo…) otros lugares, otras personas y otros animales y es importante que sea junto a nosotros para que se sienta seguro, debe irse acostumbrando a todo esto poco a poco en cuanto pueda empezar a salir a la calle con seguridad, dejemos que nuestro veterinario nos vaya aconsejando el momento más adecuado según el momento de su vacunación.
Es importante que antes de los cuatro meses se halla adaptado a las diferentes situaciones, lugares y personas o animales, ya que es el periodo de sociabilización más importante y que más marcará al cachorro.
La próxima entrada intentaremos dar consejos sobre educación y adiestramiento.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

LAS ETAPAS DE LA VIDA DEL CAHORRO



Vamos a intentar subir algunas entradas sobre las primeras etapas de la vida de los perritos y sobre su educación para intentar ayudaros a elegir un perrito y para comprender mejor a lo que nuestra mascota se enfrenta cuando llega a nuestra casa.

Lo primero a tener en cuenta antes de elegir un perrito como animal de compañía es el tiempo y el espacio de que disponemos, con esto podremos elegir un cachorrito que de adulto tenga un tamaño adecuado al que espacio de que disponemos y, si no adoptamos uno de los muchos animales abandonados que tienen los albergues de animales y elegimos uno de raza, es importante informarse antes de las necesidades de ejercicio que, como mínimo, incluyen dos paseos de 20 minutos cada uno al día y dedicar tiempo diariamente a la alimentación, educación y cuidados (cepillados, etc.) de nuestra mascota.

Pero, ¿A qué etapas se enfrenta un cachorrito en sus primeros meses de vida? ¿Cuándo lo puedo ir educando?

Empecemos por el principio. Desde que nace, un cachorrito establece vínculos fuertes con su madre y sus hermanos desde ese momento, en estas dos primeras semanas de vida es cuando se desarrollan los cinco sentidos y comienza a percibir sensaciones. Lo que hace principalmente es comer y dormir. A partir de las tres semanas, sus sentidos están ya desarrollados y empieza a relacionarse con “el mundo”, que para él en ese momento son su madre y sus hermanos y empieza a explorar el entorno. En esta etapa es cuando es recomendable que las personas empecemos a interaccionar con él con leves caricias y gestos suaves.

Entre las cuatro y ocho semanas de vida podemos decir que comienza la sociabilización, debe de empezar a contactar con personas, otros animales y el entorno en general (salir a la calle, ruidos de coches y motos, etc.) para conseguir evitar futuros miedos. Cabe resaltar que para salir a la calle suele ser recomendable que nuestra mascota tenga ya algunas vacunas puestas, por lo que es muy importante ser estrictos con los protocolos de vacunaciones para que con estas edades puedan ya tener puestas varias vacunas y puedan salir a la calle con cierta tranquilidad.
El siguiente periodo que encontramos en los cachorritos va desde las ocho a las doce semanas y es muy importante, ya que se va desarrollando la personalidad de nuestro perro. Se le debe ir acostumbrando a nuevas situaciones y nuevos estímulos y podemos empezar con unas órdenes básicas, como el venir cuando se le llama y el “no” por ejemplo. A partir de los cinco meses, el cachorrito se va transformando en un perro adulto y va teniendo más autonomía, éste es el momento de reforzar la autoridad del propietario e iniciar el adiestramiento con órdenes más avanzadas. A partir de las 8 semanas el cachorro va poco a poco y progresivamente aprendiendo a controlar la orina y la defecación, con paciencia, tiempo y siendo metódicos debemos irle enseñando el lugar apropiado para que lo haga, pero de esto hablaremos con más detalle en alguna entrada más adelante.

Los periodos pueden variar en el tiempo ligeramente dependiendo de la raza y el tamaño del perro, porque loa animales de tamaños más pequeños alcanzan antes la madurez que los de mayor tamaño.

En las próximas entradas intentaremos dar algunos consejos sobre la adaptación del cachorrito a la nueva casa y sobre cómo se puede educar y adiestrar a nuestro cachorrito.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

PARVOVIROSIS CANINA



Hoy vamos a conocer mejor una grave enfermedad que sufren los perros jóvenes y que es de extrema gravedad en la mayoría de los casos: la parvovirosis.

La parvovirosis es una enfermedad vírica muy contagiosa y que afecta principalmente a los cachorros. La enfermedad desencadena una gastroenteritis hemorrágica muy grave, con destrucción del epitelio de revestimiento del intestino y exposición de los vasos sanguíneos que hay bajo éste. Esto hace que las bacterias que habitan de manera habitual en la luz intestinal pasen a los vasos sanguíneos y provoquen una infección generalizada (septicemia), que cursa con decaimiento y fiebre. Por otro lado, la gastroenteritis se manifiesta con los síntomas habituales como son: vómitos, diarreas (en este caso sanguinolentas), dolor abdominal, deshidratación….

Para explicar todo esto de forma más sencilla pongamos un ejemplo: El intestino es una tubería que lleva alimento y bacterias en el interior y que rodeando esa tubería se encuentran los vasos sanguíneos. El virus provoca la corrosión de esa tubería (ulceraciones) que provocan la salida del contenido fuera de la tubería. En el caso del intestino, además, las lesiones evitan que se produzca la digestión y absorción del alimento y la salida de parte del contenido del intestino (bacterias) a la zona “exterior” de la tubería, en la que están los vasos sanguíneos que las transportan por todo el organismo.

El diagnóstico se realiza normalmente en las clínicas veterinarias mediante la realización de un test con una pequeña muestra de heces, aunque en el laboratorio también nos pueden confirmar la presencia del virus.
La transmisión del virus es oro-fecal, es decir, el virus habita en las células intestinales y sale con las heces contagiándose el resto de animales por la ingestión del virus (el virus sobrevive en el suelo o el agua entre otras superficies, no tienen porque encontrarse las heces todavía en el sitio donde queda el virus) y la eliminación del virus se produce antes de dar síntomas, mientras se produce la sintomatología y tras la sintomatología, en caso de que el perro supere la enfermedad puede eliminar el virus durante  semanas o meses

¿Cómo puede tratarse? ¿Se va a poner bien mi cachorro? 

Por desgracia, no existe un tratamiento directo sobre el virus, es el propio animal el que con sus defensas y capacidad de regeneración debe superar la infección del virus, por lo que lo único que podemos hacer es tratar las complicaciones que se asocian a la acción del virus, es decir, para la deshidratación provocada por las diarreas y vómitos colocamos suero, para los vómitos ponemos antieméticos, las diarreas damos probióticos y para prevenir las infecciones causadas por las bacterias se ponen antibióticos, por ejemplo, aunque las complicaciones pueden ser muchas otras.

Como hemos comentado, como no existe un tratamiento directo para el virus, lo único que se puede realizar es una correcta prevención a base de vacunas, las cuales, como norma general, son las primeras que se ponen a un cachorro. Aunque la enfermedad afecta principalmente a cachorros es importante poner recordatorios vacunales a los animales adultos, ya que aunque no presentan síntomas de la enfermedad pueden transmitir el virus.

viernes, 9 de noviembre de 2012

PARASITOS (GUSANOS) INTESTINALES. UN RIESGO PARA TODA LA FAMILIA



Estos parásitos pueden afectar a nuestras mascotas y a nosotros mismos.

En los perros y los gatos podemos encontrar diferentes tipos de parásitos intestinales, por un lado estrían los coccidios y por otro los conocidos como gusanos o lombrices intestinales, que a su vez se dividen en dos grandes grupos, los gusanos redondos y los gusanos planos o tenias. En esta entrada nos centraremos en los gusanos intestinales.
 
Como norma general, podemos decir que estos parásitos presentan una transmisión oro-fecal, es decir, los gusanos adultos viven anclados o enganchados al intestino (es común la afirmación de “no tiene lombrices porque yo no las veo con las heces”), se reproducen y liberan huevos o larvas microscópicos que salen con las heces del animal. Al salir, estos huevos pueden quedar adheridos o pegados, por ejemplo, al pelaje de nuestra mascota, a nuestros zapatos, a nuestra ropa, etc. Tanto nuestra mascota, como otro animal o, incluso, nosotros mismos, podemos ingerir esos huevos y desarrollar los parásitos intestinales.



1. Nematodos (gusanos redondos)

            Son los más comunes, existen muchos tipos (uno de ellos es el gusano del corazón, que ya abordaremos en solitario más adelante) y pueden afectar tanto a perros como a gatos, como a los seres humanos.


2. Cestodos (gusanos planos, tenias)

  • Equinococcus granulosus (Hidatidosis – quistes hidatídicos)

Este parásito es más peligroso que el resto de gusanos intestinales, ya que, aunque el ciclo de vida es como el que explicamos anteriormente los huevos que salen con las heces y son ingeridos por otro animal no formaran nuevos gusanos intestinales, sino que formaran quistes en distintas localizaciones (pulmón, hígado, riñones, cerebro, etc.), conocidos como quistes hidatídicos


  • Dipylidium caninum

Este gusano intestinal también tiene una transmisión especial, ya que se transmite a través de las pulgas, por lo que es importante tener controlado a nuestro perro para prevenir las infectaciones por pulgas. En este caso a la sintomatología general debemos añadir el picor en el ano (a veces incluso arrastra el culete por el suelo, aunque ese comportamiento no sólo es por ésta causa) y en este caso sí podemos ver los gusanos salir al exterior.


 
Los parásitos intestinales pueden provocar síntomas como vómitos, diarreas, decaimiento, falta de apetito, obstrucciones intestinales o enteritis entre otros, dependiendo de la carga parasitaria (cantidad de parásitos) estos síntomas pueden ser más o menos frecuentes y más o menos graves.

Las larvas pueden migrar a través de la sangre hacia distintos órganos vitales como riñón, hígado o corazón, provocando inflamaciones locales, gastritis, daño hepático,etc.

Desde aquí, como prevención de estas parasitosis, queremos recomendaros, por un lado, mantener una higiene adecuada (lavarse las manos tras acariciar a nuestra mascotas, vigilar que los niños pequeños lo hagan también) y realizar desparasitaciones periódicas de nuestra mascota mínimo cada 3 meses, pudiéndose realizar de manera mensual en casos concretos como las familias con niños pequeños en casa por ejemplo. Estas desparasitaciones se pueden llevar a cabo con productos tópicos (algunas pipetas sirven, pero no todas) o vía oral (pastillas o jarabes).

En todo caso, vuestro veterinario es el más indicado para analizar vuestro caso personalizadamente y recomendaros las medidas preventivas más eficaces.