El colapso
traqueal es una enfermedad que afecta a las vías respiratorias. El aparato
respiratorio se divide en dos grandes grupos: las vías respiratorias
superiores, que son las que conducen el aire desde el exterior hasta las vías
respiratorias inferiores, que se integran en el interior de los pulmones.
El colapso traqueal afecta a las primeras,
las vías aéreas superiores, en
concreto a la tráquea, que es el
conducto que conecta la laringe (garganta) con las vías inferiores.
¿Qué es lo que
ocurre en esta enfermedad?
Lo que ocurre
es que existe una deformación de los
cartílagos que forman la tráquea, no se conoce muy bien por qué ocurre esto,
pero lo que acaba provocando es un aumento de resistencia al paso del aire,
provocándose una inflamación de la mucosa traqueal, y una estenosis
(estrechamiento), que provoca que la
tráquea se colapse (se cierre) en determinados momentos o situaciones. Los
reiterados colapsos acaban provocando también una inflamación de la mucosa
traqueal (traqueítis), lo cual aumenta la tos y provoca un ciclo
colapso-tos-inflamación que va agravando el cuadro clínico.
Existen
diferentes tipos de colapsos en función de lo grave que sea la deformación de
los cartílagos:
· Grado I: Existe una mínima deformación de la
tráquea, los anillos están casi por completo normales y lo único que se
encuentra es una reducción de la luz de la tráquea de hasta un 25%.
· Grado II, aplanamiento leve: Hay una leve, pero
visible, deformación de los cartílagos traqueales y la luz traqueal está
reducida hasta en un 50%.
· Grado III, aplanamiento marcado: La luz
traqueal se reduce hasta en un 75% y los cartílagos están muy deformados, hay
contacto entre la zona dorsal (superior) y ventral (inferior) de la tráquea.
· Grado IV, colapso total: la luz traqueal está
completamente obliterada y casi no hay paso de aire, con evidente riesgo de
asfixia, está cerrado el paso de aire casi al 100%.
En función de
dónde se encuentre el colapso situado podemos diferenciarlos en colapsos
traqueales cervicales (los más frecuentes) o torácicos.
De
ahora en adelante nos referiremos principalmente a los grados I, II y III ya
que en el caso de un animal con grado IV lo único que se puede realizar es una
cirugía correctora y la sintomatología es muy evidente.
¿Qué síntomas
puedo encontrar? ¿Se puede parecer a otras enfermedades?
Como
en todas las enfermedades, los síntomas pueden ser muy variados y dependen del
grado de colapso que tenga el animal, pero el
síntoma más evidente es la tos, tos normalmente seca que al principio es
más leve y esporádica y que con el tiempo se va volviendo más frecuente y
severa. Además, suelen estar asociados los colapsos y las bronquitis, sobre
todo cuando ya llevan un tiempo.
En
los casos más leves la tos suele aparecer cuando el animal está más nervioso
(antes de pasear, cuando vuelven a casa sus propietarios, cuando comen…) y en
los más graves suele ser más continua.
Otros
síntomas que se pueden encontrar en esta patología son la intolerancia al
ejercicio, náuseas, disnea inspiratoria, cianosis y síncopes, ordenados de más
a menos frecuentes.
Cabe
destacar que la enfermedad puede empeorar con ciertos comportamientos, como el
de perros muy nerviosos, o con collares de cuello en perros que tiran mucho de
la correa. Además, como son animales con las vías aéreas más débiles suelen ser
más frecuentes enfermedades como las traqueobronquitis infecciosas (tos de las
perreras).
La
enfermedad puede parecerse o ser confundida en ocasiones con otras patologías
como la propia tos de las perreras o enfermedades cardíacas que cursan con tos,
intolerancia al ejercicio, cianosis y síncopes.
¿Qué animales
la sufren con más frecuencia?
Es una
patología más frecuente en razas de perros
pequeños como los Yorkshire Terrier, Caniches, Bichón Maltés, Pomerania,
Carlino y Chihuahua entre otras.
¿Cómo se
diagnostica?
La técnica que
se utiliza para el diagnóstico, tras excluir otras patologías similares en la
consulta, es la radiografía.
En
determinados casos se pueden realizar otras técnicas como la traqueobroncoscopia, pero
no es necesaria de forma rutinaria.
¿Cómo se trata?
Existen dos
tipos de tratamientos para esta patología, el tratamiento sintomático o conservador y el tratamiento quirúrgico.
El primero, el
tratamiento sintomático, es el que se aplica por norma general en los colapsos
de grados I, II y III y buscan aliviar la sintomatología que presenta el animal
y mejorar su calidad de vida.
Además de
posibles recomendaciones de medicamentos, es importante tener en cuenta varios
consejos que pueden ayudar a que no se agrave el cuadro clínico, como pueden
ser: el uso de collares o arneses que no traccionen sobre el cuello, evitar
“rutinas” que provoquen estrés al perro (por ejemplo, no hacer siempre lo mismo
justo antes de pasear con el perro o antes de ponerle la comida, variar las
frases que usamos para antes de estos momentos, etc) o prevenir la enfermedad
de la “tos de las perreras” vacunando
al perro, ya que puede actuar también como agravante.
Cabe resaltar
en este apartado que esta patología suele ser de carácter degenerativo y no tiene una cura definitiva, por lo
que deben ser animales controlados durante toda la vida.