Hoy vamos a intentar explicar una de las
enfermedades más complejas a las que nos enfrentamos cada día como veterinarios
y como propietarios de mascotas, esperamos ayudaros a poder comprender esta
enfermedad. Es una de las patologías que actualmente más se investiga y en las
que más se ha evolucionado en los últimos años de cara a tratamiento y mejora
de la calidad de vida de los pacientes, por lo que estamos sujetos a constantes
cambios en la forma de entender sus mecanismos y cómo abordarla. Se estima que
el 50% de los casos de dermatología corresponden a dermatitis atópica.
Bien, comencemos por el principio: ¿Qué es la
atopia? La atopia se puede
definir como la predisposición genética
de algunos animales a sufrir una enfermedad
que provoca inflamación y picores (prurito) en la piel, que es el
órgano que se afecta principalmente. Con esta definición podemos entender el
por qué es más común en ciertas razas
(genética) como el Bulldog Francés, el Labrador Retriever o el Westy.
Para comprender cómo se provoca esta
reacción ponemos un ejemplo:
entendamos la piel como un muro de
ladrillos que separa el interior y el exterior del cuerpo del animal. En el
interior de ese muro se encuentran las defensas del animal, esperando a cualquier
“intruso” para “detenerlo y fotografiarlo”; quedándose así guardado un registro
de quienes se “cuelan” a través del muro, para reconocerlo y atacarlo
rápidamente la próxima vez. Todo esto es lo que ocurre en una piel normal, pero
en el caso de animales con atopia la
piel no es normal, su genética provoca ciertas deficiencias en la composición
de este muro de defensa (piel), por lo que presenta grietas a través de la que se pueden “colar” más
fácilmente los “intrusos” (que serían por ejemplo pólenes) que se agolpan
dentro, provocando la reacción de las defensas del animal, lo cual lleva a
inflamación y picores. Además no se pueden descartar la influencia de otras
sustancias que pueden entrar con los alimentos, por la respiración, etc. y
agravan la sintomatología, lo que complica más el
diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
¿Cuáles son los principales
causantes de esas reacciones de picor e inflamación?
Pues depende de cada zona geográfica, pero
en general y por orden de importancia son: los ácaros (por ejemplo los del polvo, que viven dentro de las casas
por muy limpias que las tengamos), los pólenes,
los hongos, descamaciones de otros animales, insectos (pulgas por ejemplo)…
Con lo que llevamos visto ya podemos
comprender que la Atopia o dermatitis
atópica es DIFERENTE EN CADA ANIMAL (las “grietas” del muro (piel) de cada
animal son más o menos abundantes y más o menos grandes dependiendo de su
genética). Además es importante saber que
si nuestra mascota padece esta enfermedad será para TODA LA VIDA, ya que es crónica.
¿Qué síntomas puedo ver en mi mascota?
Es complicado definir los síntomas de esta
enfermedad, hemos dicho ya que encontramos inflamación
de la piel (enrojecimiento) y prurito (picor) en los animales que la
padecen, pero en muchos casos son leves, o se dan solamente en zonas muy
concretas como las patas o los oídos (otitis), o el tipo de rascado que
presenta el animal es solamente lamerse las patas, entre otras cosas. Además es
frecuente que el cuadro clínico se complique con infecciones secundarias en
piel o parásitos cutáneos, que pueden “camuflar” el problema alérgico del
animal.
Lugares de la piel que se suelen afectar en perros atópicos |
¿Cómo se
diagnostica la enfermedad?
Pues estamos ante una pregunta
clave, la enfermedad se diagnostica casi por completo basándonos en los síntomas y la historia clínica, aunque
pueden ser necesarias algunas pruebas
que completen la información para el diagnóstico. Existen también una serie
de criterios que nos ayudan al diagnóstico en caso de cumplirse, son los
llamados criterios de Favrot, que son:
1. ¿Se iniciaron los síntomas antes de los 3
años?
2. ¿Vive el perro principalmente dentro de
casa?
3. ¿Responde el prurito a los
glucocorticoides?
4. ¿Existía prurito antes de que aparecieran
las lesiones?
5. ¿Están afectadas las extremidades
anteriores?
6. ¿Están afectados los pabellones
auriculares?
7. ¿Están los márgenes auriculares libres de
lesiones?
8. ¿Está el área dorsolumbar libre de
lesiones?
*Si se respondes sí a 5 o más preguntas de
las anteriores el perro tiene un 80% de probabilidades de ser atópico y
deberías consultarlo con tu veterinario.
Una vez tomada la historia clínica,
vistos los síntomas y contestado a los criterios de Favrot, el siguiente paso
consiste en tratar las complicaciones secundarias a la atopia y descartar una
serie de enfermedades que pueden dar síntomas parecidos a la dermatitis
atópica. Una vez hecho esto podremos concluir que el animal es atópico.
Existen una serie de pruebas que nuestro
veterinario puede considerar oportuno realizar y que que se realizan a menudo
en los animales atópicos, como la prueba
de intradermorreacción o las pruebas
serológicas (llamadas pruebas de la alergia). Estas pruebas nos ayudan a
definir mejor la enfermedad concreta de nuestra mascota (recordar que no es
igual en todos los casos, es una enfermedad “diferente” en cada animal) e
identificar qué alérgenos son los que le provocan mayores reacciones y
sensibilidades en cada caso. Estas pruebas son de mucha ayuda en ciertos casos,
pero la enfermedad suele evolucionar con el animal y éste puede ir
desarrollando nuevas alergias a otros compuestos o sustancias.
Prueba de intradermorreacción, antes y después de realizarla, observese los puntos en los que se ha inyectado el alérgeno y ha provocado inflamación en la segunda foto. |
¿Qué tratamiento
existe?
Queremos empezar recordado que se
trata de una enfermedad CRÓNICA, y como tal el tratamiento, normalmente es de
por vida, aunque puede ir cambiando a lo largo de ella.
Estamos viendo lo complicada que es esta
enfermedad, ya que es una enfermedad “diferente” en cada animal, por lo tanto no existe un tratamiento que se pueda
aplicar igual a todos los animales, en cada
caso se tomarán los productos o
protocolos terapeúticos que mejor se adapten al caso de nuestra mascota y se valorará la
respuesta concreta de nuestra mascota al tratamiento.
Aún así, como norma general, es
común que le prescriban a nuestra mascota:
Ø
Champús
terapeúticos según el caso.
Ø
Complementos
nutricionales.
Ø
Antipruríticos.
Ø
Dietas
específicas.
Ø
Pautas
para evitar el contacto con los alérgenos (paseos, camas…)
Ø
“Vacunas”
específicas (hiposensibilización), que son preparados concretos para las
sustancias que provocan mayor sensibilidad a nuestra mascota en concreto.
Ø
Etc.
Es muy importante saber que no son tratamientos que “curen” a nuestro
animal, sino que lo ayudan a mantener su
calidad de vida y que normalmente varían según las épocas del año o las
frecuentes recaídas que pueda sufrir nuestra mascota.
Además de todo lo anterior ya hemos dicho
que deben ser tratadas las
complicaciones que puedan venir asociadas al problema principal, y que
llevarán un tratamiento concreto según el caso.
EN RESUMEN, SE TRATA DE UNA ENFERMEDAD
COMPLEJA DE ENTENDER Y DIAGNOSTICAR, CRÓNICA Y QUE ES “INDIVIDUALIZADA”. CADA ANIMAL LA SUFRE DE UNA MANERA DIFERENTE Y
QUE SE TRATA DE DIFERENTE FORMA EN CADA MASCOTA. ADEMÁS, SON FRECUENTES LAS
RECAÍDAS Y EL TRATAMIENTO VARÍA A LO LARGO DE LA VIDA DEL ANIMAL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario