Estos parásitos pueden afectar a nuestras mascotas y a
nosotros mismos.
En los perros
y los gatos podemos encontrar diferentes tipos de parásitos intestinales, por
un lado estrían los coccidios y por otro los conocidos como gusanos o lombrices
intestinales, que a su vez se dividen en dos grandes grupos, los gusanos
redondos y los gusanos planos o tenias. En esta entrada nos centraremos en los
gusanos intestinales.
Como norma
general, podemos decir que estos parásitos presentan una transmisión oro-fecal,
es decir, los gusanos adultos viven anclados o enganchados al intestino (es
común la afirmación de “no tiene lombrices porque yo no las veo con las heces”),
se reproducen y liberan huevos o larvas microscópicos que salen con las heces
del animal. Al salir, estos huevos pueden quedar adheridos o pegados, por
ejemplo, al pelaje de nuestra mascota, a nuestros zapatos, a nuestra ropa, etc.
Tanto nuestra mascota, como otro animal o, incluso, nosotros mismos, podemos
ingerir esos huevos y desarrollar los parásitos intestinales.
1. Nematodos (gusanos redondos)
Son los más
comunes, existen muchos tipos (uno de ellos es el gusano del corazón, que ya
abordaremos en solitario más adelante) y pueden afectar tanto a perros como a
gatos, como a los seres humanos.
2. Cestodos (gusanos planos, tenias)
- Equinococcus granulosus (Hidatidosis – quistes hidatídicos)
Este parásito
es más peligroso que el resto de gusanos intestinales, ya que, aunque el ciclo
de vida es como el que explicamos anteriormente los huevos que salen con las
heces y son ingeridos por otro animal no formaran nuevos gusanos intestinales,
sino que formaran quistes en distintas localizaciones (pulmón, hígado, riñones,
cerebro, etc.), conocidos como quistes hidatídicos
- Dipylidium caninum
Este gusano
intestinal también tiene una transmisión especial, ya que se transmite a través
de las pulgas, por lo que es importante tener controlado a nuestro perro para
prevenir las infectaciones por pulgas. En este caso a la sintomatología general
debemos añadir el picor en el ano (a veces incluso arrastra el culete por el
suelo, aunque ese comportamiento no sólo es por ésta causa) y en este caso sí
podemos ver los gusanos salir al exterior.
Los parásitos
intestinales pueden provocar síntomas como vómitos, diarreas, decaimiento,
falta de apetito, obstrucciones intestinales o enteritis entre otros,
dependiendo de la carga parasitaria (cantidad de parásitos) estos síntomas
pueden ser más o menos frecuentes y más o menos graves.
Las larvas
pueden migrar a través de la sangre hacia distintos órganos vitales como riñón,
hígado o corazón, provocando inflamaciones locales, gastritis, daño
hepático,etc.
Desde aquí,
como prevención de estas parasitosis, queremos recomendaros, por un lado,
mantener una higiene adecuada (lavarse las manos tras acariciar a nuestra
mascotas, vigilar que los niños pequeños lo hagan también) y realizar
desparasitaciones periódicas de nuestra mascota mínimo cada 3 meses, pudiéndose
realizar de manera mensual en casos concretos como las familias con niños
pequeños en casa por ejemplo. Estas desparasitaciones se pueden llevar a cabo
con productos tópicos (algunas pipetas sirven, pero no todas) o vía oral
(pastillas o jarabes).
En todo caso,
vuestro veterinario es el más indicado para analizar vuestro caso
personalizadamente y recomendaros las medidas preventivas más eficaces.
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