jueves, 10 de julio de 2014

EL GOLPE DE CALOR EN EL PERRO




El golpe de calor es una urgencia veterinaria que debe ser tratada de inmediato para evitar un desenlace fatal.

¿Qué es el golpe de calor? ¿Por qué se produce?

Se trata de una elevación de la temperatura corporal por encima de ciertos valores y que llega a ser incompatible con el funcionamiento normal del organismo y, por lo tanto, de la vida. La temperatura normal de un perro oscila entre los 38 ºC y los 39 ºC, se considera un exceso de temperatura (golpe de calor) cuando se superan los 41 ºC.
Los perros no tienen glándulas sudoríparas (excepto alguna en las plantas de sus pies) y no pueden sudar (el sudor es un sistema que humedece la piel para facilitar el enfriamiento del cuerpo y evitar la elevación de su temperatura). Los perros eliminan el exceso de temperatura jadeando y salivando. Si a esta dificultad para regular la temperatura unimos una temperatura ambiental alta (en Sevilla en verano no es raro llegar a 40 ºC) comprendemos el por qué los perros no logran enfriar su cuerpo con facilidad.






Además, algunas de las características de nuestras razas pueden hacer que el perro tenga más problemas todavía para regular su temperatura, como por ejemplo los perros con hocicos cortos, lenguas grandes y narices con agujeros pequeños (braquicefálicos). También tienen más riesgo de sufrir los golpes de calor animales de edad avanzada (problemas de respiración o de corazón hacen que adaptarse a cambios de temperatura sea más difícil), con enfermedades crónicas o razas no preparadas para altas temperaturas.
Finalmente queremos comentaros algunas situaciones que pueden ocasionar golpes de calor y con las que tenemos que ser cuidadosos, como por ejemplo: perros que se quedan en el interior del coche,ejercicio físico intenso o en horas de mucho calor, perros que están en lugares donde no se pueden resguardar del sol o si la cantidad de agua insuficiente y se queda sin poder beber

¿Mi perro tiene un golpe de calor? Síntomas principales.

Podemos sospechar que nuestro perro tiene un golpe de calor si encontramos:

v  Jadea y saliva  intensamente
v  Tiene mucha sed
v  Presenta taquicardia (corazón muy acelerado)
v  Temperatura por encima de 41 ºC
v  Presenta descoordinación
v  Mucosas (encías, interior de los párpados…) muy enrojecidas.
v  Vomita o tiene diarreas
v  Convulsiones

Ante estos síntomas, o ante la duda, es importante contactar con nuestro veterinario o el que esté de urgencias, cuanto más tiempo se tarde en atender un golpe de calor, más posibilidades tenemos de que acabe mal.

¿Qué ocurre cuando mi perro sufre un golpe de calor?

Bien, explicar todos los órganos y sistemas afectados y las consecuencias del golpe de calor es complicado, por lo que intentaremos centrarnos en las más importantes:
·         Deshidratación: lo primero en afectarse con el golpe de calor es la cantidad de agua del cuerpo, se pierden líquidos y electrolitos intentando reducir la temperatura y se puede notar en la falta de elasticidad de la piel (se le da un pellizco y la piel no recupera su posición normal). La deshidratación puede ser mucho peor si tenemos vómitos y/o diarreas.
·         Cambios sanguíneos: como consecuencia de la deshidratación la sangre se vuelve más “espesa”, al corazón le cuesta más trabajo bombearla y a los diferentes órganos llega menos cantidad de oxígeno por lo que notamos en el animal taquicardia. Además se pueden afectar también algunos componentes sanguíneos asociados a la coagulación.
·         Otros cambios pueden tener que ver con las cantidades de glucosa (azúcar) en la sangre, con fallos renales y/o hepáticos, problemas digestivos (sangre en los vómitos o las diarreas), edema laríngeo que provoque dificultad para respirar, etc.

Tratamiento

                El tratamiento va encaminado a disminuir la temperatura, tratar los problemas que tengamos en los diferentes órganos y sistemas y prevenir que aparezcan otros.
Ya desde casa podemos iniciar el tratamiento con las indicaciones que nos de el veterinario por teléfono. Sacando al animal del lugar cálido e intentando ir enfriándolo. ¡Ojo! ¡Hay que enfriar al animal poco a poco! Un enfriamiento demasiado rápido puede ocasionar más inconvenientes que beneficios, volvemos a incidir en que lo primero es llamar al veterinario y seguir sus indicaciones. Si el animal está consciente podemos ofrecerle agua fresca poco a poco. También podemos masajear las patas para mejorar y ayudar a la circulación. Tenemos que llevarlo inmediatamente al veterinario.
 
 
















Una vez en la clínica el veterinario le pondrá suero y la medicación necesaria, no hay que darle nada en casa salvo expresa indicación del veterinario.


¿Cómo evitar el golpe de calor? Consejos y prevención.

1.       El lugar para mi mascota
Ahora que muchos de nuestros animales cambian de residencia durante el verano (nos vamos al campo, a casa de un familiar, etc.) o cambian su lugar de descanso en casa, escoger un lugar que reúna unos requisitos mínimos para que estén bien es muy importante, ya que en algunos casos los lugares que escogemos no dispones de suficiente acceso a zonas de sombra durante todo el día, o el animal no puede acceder al agua o a ésta le da el sol y está caliente… en fin, es importante asegurarnos de que nuestra mascota dispone de sombra y agua fresca en gran cantidad durante todo el día, pudiendo disponer varios recipientes en diferentes localizaciones para asegurarnos también de que por un descuido no se vuelque el plato del agua y podamos tener problemas.
No se debe de dejar al animal en lugares pequeños, cerrados y mal ventilados como los coches, ya que el aumento de temperatura es muy rápido en estos lugares y puede ocasionar un golpe de calor aunque nos parezca que lo hemos dejado poco tiempo.

2.       El paseo
Igual de importante es adaptar las horas de salida a la calle de nuestras mascotas. Es casi obligado que durante las horas de más calor no los saquemos, ya que los perros y los gatos no pueden sudar y solamente pueden disminuir la temperatura del cuerpo eliminando vapor de agua por la boca (por eso es normal verlos en esta época casi todo el día jadeando), por lo que les es muy difícil mantener la temperatura normal de su cuerpo en ciertas circunstancias. 

3.       Mi perro
Si, además de lo comentado anteriormente, nuestro perro es de una raza braquicefálica (con el morro corto o “chato”) como un bóxer, un bulldog o un carlino o es de una raza nórdica como un husky o un alaskan, hay que tener especial cuidado, ya que los primeros tienen serios problemas para respirar y por lo tanto regular la temperatura en horas de calor y los segundos tienen su fisiología adaptada al frío más intenso, por lo que toda precaución es necesario intensificarla en estos animales. El corte de pelo no ayuda a refrescar al animal ya que los perros eliminan el exceso de calor con el jadeo.

RAZAS BRAQUICEFÁLICAS DE PERROS

jueves, 22 de mayo de 2014

ANSIEDAD POR SEPARACIÓN EN EL PERRO



Bueno, hoy vamos a hablar de la ansiedad por separación, ya que es un trastorno cada vez más frecuente en nuestros perros. 

La ansiedad por separación es un trastorno que afecta principalmente a los animales jóvenes y a los senior. En los primeros se suele deber a un hiperapego del perro a sus dueños que provoca la necesidad de estar siempre junto a él y en los segundos se debe a la necesidad de estar con sus dueños dado que sus capacidades sensoriales se van perdiendo.

Para entender mejor el primer  caso necesitamos comprender el proceso normal de “desapego” que sufren los cachorros. Veamos, el cachorro cuando nace es totalmente dependiente de su madre: para alimentarse, para mantenerse caliente, para que le estimule la micción… y conforme va creciendo y madurando va sufriendo un “desapego” hacia su madre que empieza con el destete (ya no depende de ella para alimentarse). Bien, pues en el caso de los cachorros suele ocurrir que justo en ese momento es cuando se les suele llevar a su nuevo hogar y, normalmente, llegan a una casa en la que todos los cuidados y atenciones van hacia él, intentando que no esté sólo y se adapte rápido a la nueva situación, pero cortando el proceso de “desapego hacia su madre” y creando un “hiperapego” en muchos casos con su nueva familia. Este hiperapego puede desencadenar la ansiedad por separación.


¿En qué consiste la ansiedad por separación?

Este trastorno aparece cuando los perros intuyen que se van a quedar solos en casa y en esos momentos aparecen ciertos comportamientos que no son deseables por los propietarios. Son los casos en los que el perro, cuando ve a los propietarios salir o prepararse para hacerlo, se muestra muy agitado, mostrando signos como:

1.       Intentar evitar la partida del propietario
2.       Conductas ansiosas: orinar o defecar en lugares inadecuados
3.       Ladridos y aullidos
4.       Escarbar, morder o destruir objetos
5.       Autolesiones
6.       Movimientos estereotipados: andar en movimientos continuos como en círculos, arriba y abajo por el mismo lugar….

La ansiedad por separación se debe de ver como una enfermedad, un trastorno del comportamiento cuyos síntomas son los que hemos expuesto antes. Hay que entender que nuestro perro no actúa por venganza o rencor, esos sentimientos son humanos. Cuando llegamos a casa y vemos las “consecuencias” de la ansiedad que sufre nuestro perro, las reacciones más habituales son enfadarnos y, en muchos casos, reñir o castigar a nuestro perro; además, solemos ampararnos en la excusa: “cuando llego a casa y veo lo que ha hecho se esconde (o se agacha de forma sumisa, etc) porque sabe que lo ha hecho mal”. Error, nuestros peros no hablan (o eso esperamos), pero son capaces de captar nuestros estados de ánimo y sentimientos, como cuando llegamos tristes o agobiados a casa y nos reciben con mimos, lametazos o caricias. Cuando vemos los destrozos, orinas… nuestro estado de ánimo cambia a “enfado” y nuestro perro es el primero en darse cuenta, mostrándose sumiso y huidizo, no porque sepa lo que ha hecho mal, sino porque nosotros le mostramos ese estado anímico. Es como si estuviéramos riñendo a nuestro perro por cojear cuando le duele una pata o por toser con una neumonía, aunque tenemos claro que estas últimas sí son síntomas de enfermedades, ¿No?

¿Qué causas pueden provocar la ansiedad por separación?

Las causas que pueden desencadenar estos comportamientos son muy variadas, pero entre ellas podemos encontrar:

  • ·         Perros acostumbrados a estar con personas y se les deja solos por primera vez.

  • ·         Perros que se quedan solos tras periodos en los que han estado mucho tiempo con su propietario, como por ejemplo tras las vacaciones.

  • ·         Perros que viven experiencias desagradables al quedarse solos, como ,los que han estado en perreras o han sido abandonados.

  • ·         Cambios en la composición familiar como mudanzas, fallecimientos, llegada a casa de nuevas mascotas…

  • ·         Modificaciones de las rutinas habituales, como los cambios de horarios de los propietarios, etc.

Prevención
Existen diversos tipos de consejos y ejercicios para prevenir este tipo de comportamientos ansiosos. Lo principal es que nuestro perro sea activo y que se lo incentivemos con estímulos físicos y mentales, os dejamos algunos:


  •   Hacer algo de ejercicio físico con el perro antes de salir de casa para que se quede más relajado, por ejemplo, sacándolo de paseo antes de irnos.

  •   Dejar juguetes atractivos, divertidos e interactivos a nuestro perro y jugar con él cuando lleguemos a casa para que tenga un refuerzo positivo a nuestro regreso.
  • Pasear cada día, en la medida de lo posible, por lugares diferentes, no hacer paseos estereotipados.
  • Utilizar en ciertos casos juguetes en los que se esconde comida para crear un estímulo y un esfuerzo.
  • Utilizar algún tipo de juguete, como los huesos para rascar o morder, que parecen tener cierto efecto calmante en nuestros perros.
Tratamiento

La primera recomendación es, como en cualquier enfermedad, acudir a un profesional veterinario para pedir consejo y descartar que la ansiedad, los destrozos o los llantos de nuestro perro se puedan deber a una enfermedad física que no tenga que ver con la ansiedad por separación. Una vez establecido el diagnóstico, hay que comenzar el tratamiento.

La clave del tratamiento es la paciencia. Los ejercicios van evolucionando gradualmente y hay que realizarlos bien, sin prisas y dedicando tiempo y esfuerzo. No existe un tiempo establecido para los tratamientos, a unos les costará más que a otros. 

Bien, pues el tatamiento va encaminado a intentar controlar la ansiedad que genera en el perro la marcha del propietario y para esto los ejercicios que se realizan son ejercicios de modificación de conducta para acostumbrar al perro a quedarse solo y hacerle “entender” que sus propietarios no lo abandonan y siempre regresan a casa. En algunos casos hará falta también algún tipo de medicación. Os dejamos un planning de tratamiento con 5 ejemplos de algunos de estos ejercicios:

1.       Realizar nuestra rutina de salida. Aunque nosotros no nos damos cuenta, solemos realizar una “rutina” siempre  que vamos a salir de casa: coger las llaves, ponernos el abrigo, cerrar las persianas… y nuestro perro la conoce de maravilla, a él le estamos contando con estos gestos que nos vamos de casa y estamos desencadenando la ansiedad. El ejercicio nº 1 realizar toda nuestra rutina sin salir de casa e ignorar el nerviosismo del perro, es decir, coger las llaves y sentarnos en el sofá, por ejemplo.
2.       Acercarse a la puerta. En este caso hacemos la misma rutina anterior pero acabamos acercándonos a la puerta y abriéndola
3.       Salir al exterior. Damos otro pequeño paso más, realizamos lo expuesto en el paso 2 y salimos hacia fuera, sin cerrar la puerta, y tras unos segundos volvemos al interior de casa.
4.       Cerrar la puerta. Realizamos el paso 3 pero esta vez cerramos la puerta y en pocos segundos la abrimos y volvemos a entrar.
5.       Aumentar el tiempo. Repetiremos el paso 3 e iremos dejando cada vez un periodo de tiempo más largo entre que cerramos la puerta y la volvemos a abrir, al volver a casa hay que ignorar al perro si se pone nervioso, hasta que se quede tranquilo. Cuando un perro se acostumbre a salidas de 30 a 60 minutos es posible que tolere también salidas de 3-6 horas.

Lo que hemos visto es un ejemplo de un planning para perros con ansiedad por separación, existen infinidad de ejercicios y actividades que deberemos realizar en cada caso concreto y siempre, aconsejados por el especialista.

Esperamos que os haya gustado y que os sirva! Saludos.

miércoles, 26 de febrero de 2014

ATOPIA. DERMATITIS ATÓPICA EN EL PERRO



Hoy vamos a intentar explicar una de las enfermedades más complejas a las que nos enfrentamos cada día como veterinarios y como propietarios de mascotas, esperamos ayudaros a poder comprender esta enfermedad. Es una de las patologías que actualmente más se investiga y en las que más se ha evolucionado en los últimos años de cara a tratamiento y mejora de la calidad de vida de los pacientes, por lo que estamos sujetos a constantes cambios en la forma de entender sus mecanismos y cómo abordarla. Se estima que el 50% de los casos de dermatología corresponden a dermatitis atópica.

Bien, comencemos por el principio: ¿Qué es la atopia? La atopia se puede definir como la predisposición genética de algunos animales a sufrir una enfermedad que provoca inflamación y picores (prurito) en la piel, que es el órgano que se afecta principalmente. Con esta definición podemos entender el por qué es más común en ciertas razas (genética) como el Bulldog Francés, el Labrador Retriever o el Westy.

Para comprender cómo se provoca esta reacción ponemos un ejemplo: entendamos la piel como un muro de ladrillos que separa el interior y el exterior del cuerpo del animal. En el interior de ese muro se encuentran las defensas del animal, esperando a cualquier “intruso” para “detenerlo y fotografiarlo”; quedándose así guardado un registro de quienes se “cuelan” a través del muro, para reconocerlo y atacarlo rápidamente la próxima vez. Todo esto es lo que ocurre en una piel normal, pero en el caso de animales con atopia la piel no es normal, su genética provoca ciertas deficiencias en la composición de este muro de defensa (piel), por lo que presenta grietas a través de la que se pueden “colar” más fácilmente los “intrusos” (que serían por ejemplo pólenes) que se agolpan dentro, provocando la reacción de las defensas del animal, lo cual lleva a inflamación y picores. Además no se pueden descartar la influencia de otras sustancias que pueden entrar con los alimentos, por la respiración, etc. y agravan la sintomatología, lo que complica más el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.


¿Cuáles son los principales causantes de esas reacciones de picor e inflamación?

Pues depende de cada zona geográfica, pero en general y por orden de importancia son: los ácaros (por ejemplo los del polvo, que viven dentro de las casas por muy limpias que las tengamos), los pólenes, los hongos, descamaciones de otros animales, insectos (pulgas por ejemplo)…

Con lo que llevamos visto ya podemos comprender que la Atopia o dermatitis atópica es DIFERENTE EN CADA ANIMAL (las “grietas” del muro (piel) de cada animal son más o menos abundantes y más o menos grandes dependiendo de su genética). Además es importante saber que si nuestra mascota padece esta enfermedad será para TODA LA VIDA, ya que es crónica.

¿Qué síntomas puedo ver en mi mascota?

Es complicado definir los síntomas de esta enfermedad, hemos dicho ya que encontramos inflamación de la piel (enrojecimiento) y prurito (picor) en los animales que la padecen, pero en muchos casos son leves, o se dan solamente en zonas muy concretas como las patas o los oídos (otitis), o el tipo de rascado que presenta el animal es solamente lamerse las patas, entre otras cosas. Además es frecuente que el cuadro clínico se complique con infecciones secundarias en piel o parásitos cutáneos, que pueden “camuflar” el problema alérgico del animal.


Lugares de la piel que se suelen afectar en perros atópicos

            ¿Cómo se diagnostica la enfermedad?

            Pues estamos ante una pregunta clave, la enfermedad se diagnostica casi por completo basándonos en los síntomas y la historia clínica, aunque pueden ser necesarias algunas pruebas que completen la información para el diagnóstico. Existen también una serie de criterios que nos ayudan al diagnóstico en caso de cumplirse, son los llamados criterios de Favrot, que son:

1.     ¿Se iniciaron los síntomas antes de los 3 años?
2.    ¿Vive el perro principalmente dentro de casa?
3.    ¿Responde el prurito a los glucocorticoides?
4.    ¿Existía prurito antes de que aparecieran las lesiones?
5.    ¿Están afectadas las extremidades anteriores?
6.    ¿Están afectados los pabellones auriculares?
7.    ¿Están los márgenes auriculares libres de lesiones?
8.    ¿Está el área dorsolumbar libre de lesiones?

*Si se respondes sí a 5 o más preguntas de las anteriores el perro tiene un 80% de probabilidades de ser atópico y deberías consultarlo con tu veterinario.


            Una vez tomada la historia clínica, vistos los síntomas y contestado a los criterios de Favrot, el siguiente paso consiste en tratar las complicaciones secundarias a la atopia y descartar una serie de enfermedades que pueden dar síntomas parecidos a la dermatitis atópica. Una vez hecho esto podremos concluir que el animal es atópico. 

Existen una serie de pruebas que nuestro veterinario puede considerar oportuno realizar y que que se realizan a menudo en los animales atópicos, como la prueba de intradermorreacción o las pruebas serológicas (llamadas pruebas de la alergia). Estas pruebas nos ayudan a definir mejor la enfermedad concreta de nuestra mascota (recordar que no es igual en todos los casos, es una enfermedad “diferente” en cada animal) e identificar qué alérgenos son los que le provocan mayores reacciones y sensibilidades en cada caso. Estas pruebas son de mucha ayuda en ciertos casos, pero la enfermedad suele evolucionar con el animal y éste puede ir desarrollando nuevas alergias a otros compuestos o sustancias.
Prueba de intradermorreacción, antes y después de realizarla, observese los puntos en los que se ha inyectado el alérgeno y ha provocado inflamación en la segunda foto.


¿Qué tratamiento existe?

            Queremos empezar recordado que se trata de una enfermedad CRÓNICA, y como tal el tratamiento, normalmente es de por vida, aunque puede ir cambiando a lo largo de ella.

Estamos viendo lo complicada que es esta enfermedad, ya que es una enfermedad “diferente” en cada animal, por lo tanto no existe un tratamiento que se pueda aplicar igual a todos los animales, en cada caso se tomarán los productos o protocolos terapeúticos que mejor se adapten al caso de nuestra mascota y se valorará la respuesta concreta de nuestra mascota al tratamiento.

            Aún así, como norma general, es común que le prescriban a nuestra mascota:

Ø  Champús terapeúticos según el caso.
Ø  Complementos nutricionales.
Ø  Antipruríticos.
Ø  Dietas específicas.
Ø  Pautas para evitar el contacto con los alérgenos (paseos, camas…)
Ø  “Vacunas” específicas (hiposensibilización), que son preparados concretos para las sustancias que provocan mayor sensibilidad a nuestra mascota en concreto.
Ø  Etc.

Es muy importante saber que no son tratamientos que “curen” a nuestro animal, sino que lo ayudan a mantener su calidad de vida y que normalmente varían según las épocas del año o las frecuentes recaídas que pueda sufrir nuestra mascota.

Además de todo lo anterior ya hemos dicho que deben ser tratadas las complicaciones que puedan venir asociadas al problema principal, y que llevarán un tratamiento concreto según el caso.

EN RESUMEN, SE TRATA DE UNA ENFERMEDAD COMPLEJA DE ENTENDER Y DIAGNOSTICAR, CRÓNICA Y QUE ES “INDIVIDUALIZADA”. CADA ANIMAL LA SUFRE DE UNA MANERA DIFERENTE Y QUE SE TRATA DE DIFERENTE FORMA EN CADA MASCOTA. ADEMÁS, SON FRECUENTES LAS RECAÍDAS Y EL TRATAMIENTO VARÍA A LO LARGO DE LA VIDA DEL ANIMAL.