La displasia
es un desarrollo o crecimiento anormal
de la articulación de la cadera, que suele producirse bilateralmente y
deriva en una malformación de dicha articulación que es lo que provoca una
subluxación de la cabeza del fémur y, a largo plazo, los cambios patológicos.
Se manifiesta con variables grados de laxitud de los tejidos blandos
circundantes, malformación de la cabeza del fémur y acetábulo, y osteoartrosis.
INCIDENCIA
Es una de las
enfermedades más comunes de la cadera canina y la causa más importante de artrosis
de cadera en esta especie. Se da en perros de razas grandes o gigantes ya que
por su peso y crecimiento tienen predisposición, y rara vez la en perros de
menos de 11 o 12 kg (aunque se ha observado razas toy y gatos).
PATOGÉNESIS
La etiología de esta enfermedad
es compleja, los puntos más importantes son:
- Predisposición genética, este factor afecta a los tejidos blandos de la articulación (músculos, tejido conectivo y cartílagos).
- Factores ambientales que afectan a la genética y su expresión como por ejemplo la alimentación que recibe el animal, la actividad que realiza, posible sobrepeso…
- Normalmente las caderas son normales al nacer y, al crecer de manera desproporcionada los músculos y los huesos de la zona, aparece la enfermedad; reconocible por cambios óseos que se deben a la subluxación de la cabeza femoral.
SIGNOS
CLÍNICOS
Los hallazgos
clínicos en la displasia de cadera varían con la edad del animal y con
frecuencia los propietarios no suelen notar síntoma alguno. De hecho, hay
estudios que afirman que 7 de cada 10 perros con displasia de cadera se mueren
sin dar sintomatología alguna.
Pese a todo, hay dos grupos de
animales con sintomatología reconocible:
- Perros jóvenes de entre 4 y 12 meses de edad. En este caso la sintomatología suele aparecer de forma repentina y unilateral, caracterizándose por una disminución de ganas de caminar, de carreras, saltos, subir y bajar escaleras… y en algunos casos se pueden apreciar diferencias en el desarrollo de la musculatura de los muslos o formas de caminar ”raras” (pequeños saltos, arrastrar una pata de vez en cuando, pasos cortos…). Con frecuencia, estos signos mejoran con el desarrollo corporal y avance de la edad del animal y pueden llegar a desaparecer, lo que no indica que la enfermedad no siga su curso.
- Animales de más de 15 meses con enfermedad crónica. La sintomatología que aparece en estos animales es debida a los cambios degenerativos y artrósicos que afectan a la articulación con el avance de los años y la continuada subluxación articular. Los síntomas pueden ser constantes o intermitentes, aparecer de manera paulatina o repentina y ser unilaterales o bilaterales; casi siempre están relacionados con el dolor que se produce en la articulación. Son similares a los del apartado anterior más la crepitación y el dolor en la exploración.
DIAGNÓSTICO Cadera con displasia
El principal
método de diagnóstico es la radiografía, generalmente, bajo sedación dada la
incomodidad de la postura y el posible dolor provocado por el posicionamiento
del paciente. Posteriormente se pueden realizar diversas mediciones (como la
del ángulo de Norberg) para llegar a conclusiones más fiables.
Actualmente se
ha desarrollado, solamente para el Labrador retriever una técnica de
análisis genético que permite detectar la presencia de determinados marcadores
genéticos relacionados con la enfermedad con sólo tomar una muestra sanguínea
(más información en la página http://www.bioiberica.es/Soluciones_terapeuticas/Salud_Articular/Dysgen/Animales_de_compania.html
)
Caderas con displasia y artrosis derivada de ella
TRATAMIENTO
Existen
básicamente, dos tipos de tratamientos: el conservador, a base de medicamentos
que no curan la enfermedad pero ayudan a retrasar su avance y disminuir la sintomatología
y el quirúrgico, que ayuda a reparar el defecto o evita el roce de la
articulación displásica.
1. Conservador:
terapia con AINEs, condroprotectores, dietas específicas y demás unidos a
fisioterapia y ejercicios de mantenimiento.
2. Quirúrgico:
diferentes técnicas como la osteotomía pélvica, alargamiento del cuello
femoral, sinfinodésis púbica, colocación de prótesis de cadera, artroplastia de
excisión, etc.
Nuestro
veterinario nos aconsejará la mejor opción dentro de nuestras posibilidades y
de nuestro caso concreto, ya que dependiendo variables como la edad o el estado
del animal, el grado de displasia o la sintomatología que presente el paciente
tendremos que optar por unas u otras posibilidades terapeúticas.
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